Desde hace bastante tiempo he sido un gran creyente del poder de la mente, de que somos parte integral del Universo, de que creamos lo que imaginamos y de que materializamos aquello en lo que creemos. Ya he leído, y escuchado, muchas veces, los libros de Neville Goddard, pero también los de Dale Carnegie, Napeleon Hill (a mi lado, en mi escritorio, está mirándome «Piense y hágase rico»), los de William Walker Atkinson o Los Tres Iniciados, entre otros autores del hermetismo. El Kybalión me encanta. A Tony Robbins lo he escuchado mencionar mucho pero nunca lo había leído ni escuchado. En varias ocasiones he tenido «tableros de visualización», y casi siempre, y tiempo después, me sorprendo al ver que los sueños se materializan, aunque lo curioso es que tal cosa sucede pero en el mismo momento no nos damos cuenta de ello. Nos percatamos después, cuando, por ejemplo, acomodados en una cómoda hamaca en el balcón del apartamento, nos viene a la memoria la imagen de ese gran mirador que habíamos pegado en el tablero de visualización y que la «aformación» justamente afirmaba que «ya tenía» lo que ahora en realidad ya tengo. No sabía que las afirmaciones que yo hacía -no preguntas- se llamaban «aformaciones». El curso me ha encantado, además de por todo lo que he aprendido de ventas, de marketing, etc., por la evocación y la retoma que he hecho del hermetismo. Otros lo llaman Nueva psicología, da igual. Y este capítulo me encantó por ver que hay otras personas que también creen, practican y obtienen resultados de la misma forma que yo lo he hecho. ¡Qué bueno que más gente aceptara estas enseñanzas y se beneficiara de lo que con ellas se puede alcanzar! Me extendí. Pero bueno. Mil gracias, Lida. ¡Excelente!